Se ha perdido el manuscrito que Takao Saito, un gran mangaka, había hecho de “Solo se vive dos veces”, la quinta película de James Bond.
El libro de Enrique Planas trata sobre los avatares de esa búsqueda, narrada de manera magistral, donde la expectativa y las sorpresas se conjugan en un relato que uno no puede dejar de seguir, tal cual si uno estuviera siguiendo una película de Bond.
Pero las “Chicas Bond” es mucho más que eso.
Narra la historia de personajes entrañables.
Las mujeres que rodean al genial dibujante y la manera en que se vinculan con él.
La alumna que lo admira. Su esposa. Sus amantes. La prostituta que lo visita semanalmente. Cada una, tratará a su manera, de permanecer en el deseo de aquel hombre talentoso.
El libro de Enrique Planas devela la historia de mujeres que viven una vida destinada a resaltar el protagonismo de su hombre.
Pero hace más, denuncia la violencia, de algunos, que, haciendo uso de su poder, abusan, torturan y matan.
Es la historia de mujeres que buscan un espacio propio, algunas lo logran, muchas no.
No en vano uno de los epígrafes que el autor elige: “Yo no quiero ser una chica Bond. Yo quiero ser james Bond”. La frase es de Angelina Jolie.
Es una historia de cicatrices. De las de la piel y las del alma también.
“Chicas Bond” cuenta, además, la historia del hijo, que busca no solo el manuscrito, sino su historia perdida, sus vínculos interrumpidos, su propia identidad.
Un joven que carga las identificaciones de su madre y de su padre. Tal cual Freud lo define en 1923 cuando nos habla del Edipo Completo: Los humanos no solo nos identificamos con el padre del sexo opuesto, sino que llevamos dentro rasgos de ambos, de la misma manera que ocurre con el deseo.
El joven Saito intenta y busca ser reconocido por su padre. Ser reconocido por quien es él y no solo por calzar en lo que el padre quiere de él. Este reconocimiento es fundamental para todos nosotros, los humanos: Ser reconocidos y queridos tal cual somos, más allá de que coincidamos o no, con las expectativas que los demás tienen de nosotros.
La profundidad de los personajes se va desarrollando en el marco de una historia muy bien escrita, en la que el tiempo avanza y retrocede sin confundirnos.
En la que el desarrollo de la historia nos mantiene atentos e interesados.
En páginas que conmueven y nos sorprenden.
Con revelaciones, al mejor estilo de los plot twist de las buenas películas y de las buenas novelas.